COMENTARIO DE LECTURAS
APUNTES DEL SUBSUELO / MEMORIAS DEL SUBSUELO (Fiódor Dostoyevski)
RESUMEN
El
autor ficticio de este libro, que se define a sí mismo como un hombre enfermo,
comienza exponiendo los motivos de su desdicha. Con la excusa de enriquecer una
anécdota que compone la segunda parte del libro, muestra los elementos que
comprenderán el aparato ideológico de Dostoyevski de manera caótica, pero con
gran belleza literaria, tal y como esas ideas llegan a la mente del hombre del
subsuelo. Este protagonista es una criatura atormentada y vacilante, cuyo
comportamiento oscila rápidamente entre el orgullo que siente por su propio
intelecto y el profundo desprecio que alberga por sí mismo.
CONTEXTO
CONTEXTO HISTÓRICO
Fiódor
Mijáilovich Dostoyevski (1821 - 1881), nacido en Moscú, es considerado uno de
los más grandes escritores de todos los tiempos. Su obra, que ve la luz en el
contexto de la Rusia zarista, se encuadra en la corriente del realismo
literario.
Apuntes
del subsuelo (o memorias del subsuelo) fue escrito en el año 1864, y supone el
comienzo de la segunda fase de la vida literaria de Dostoyevski, pues inaugura
la denominada ‘fase de la novela de ideas’. A partir de este momento, las obras
del afamado escritor ruso se centrarán en explorar la psicología humana (en el
contexto sociopolítico de la época y lugar, por supuesto).
CONTEXTO IDEOLÓGICO
Como
buena parte de la obra de Dostoyevski, este libro puede encuadrarse en la
corriente denominada ‘realismo literario’, particularmente, dentro del
subgénero de la ‘novela psicológica’.
El
autor se encuentra enfrentado a las dos corrientes literarias preponderantes en
su época: el romanticismo y el racionalismo. Por un lado, el realismo literario
puede definirse como contraposición al romanticismo; los elementos que componen
‘Apuntes del subsuelo’ están desprovistos de toda magnificencia estética o
exaltación trascendental, centrándose muy en cambio en la descripción de una
realidad individual. Por otra parte, es también notorio el rechazo hacia una
moral racional en el hombre del subsuelo. Éste avoca por una moral eminentemente
material, pero desprovista de cualquier intento de objetividad.
En
efecto, la realidad individual que se describe es sumamente subjetiva, y en
todo caso más ‘realista’ si cabe, pues aparecen en su comportamiento las
inquietudes, egoísmos y mezquindades propios de cualquier persona. El
protagonista no es un héroe, ni tampoco un sabio racional que utilice el
intelecto para resolver sus problemas de una forma meditada y positiva. Muy al
contrario, es al mismo tiempo víctima de su propia inteligencia y un egoísta
egocéntrico.
POR QUÉ LEER APUNTES DEL SUBSUELO
Apuntes
del subsuelo bien podría estar considerada una obra de culto. Como se
mencionará de nuevo en la reseña, supone la primera aproximación de Dostoyevski
a la novela de ideas, por lo que en su corta extensión contiene los elementos
que son el germen (y en muchos casos también la idea madura) del inmenso
edificio conceptual del escritor ruso.
En
este libro no escasea tampoco la belleza literaria. En efecto las ideas que se
pretenden transmitir no son nada sencillas, y el escritor lo hace con una
elegancia muy natural, empleando el ‘antihéroe’ de esta novela, el ‘hombre del
subsuelo’, como un hilo conductor (y tejedor) de estos conceptos.
Por todo ello, ‘Apuntes del subsuelo’ supone una magnífica aproximación a la literatura de Dostoyevski, así como a muchos de los elementos que compondrán gran parte de las novelas del siglo XIX y principios del XX.
Por todo ello, ‘Apuntes del subsuelo’ supone una magnífica aproximación a la literatura de Dostoyevski, así como a muchos de los elementos que compondrán gran parte de las novelas del siglo XIX y principios del XX.
COMENTARIO
Desde este punto y en adelante, se
presupone que se habrá leído el libro, pues se mostrarán explícitamente
contenidos del mismo. Por ello cuente con que, si aún no lo ha leído, podría
preferir regresar a este punto cuando ya lo haya hecho.
DISERTACIÓN DEL
HOMBRE DEL SUBSUELO
El
hombre del subsuelo se presenta a sí mismo con una suerte de autocompasión,
pero no escatimando tampoco en altanería ni en soberbia. Ya después de decirnos
que es un hombre enfermo termina diciendo:
“(…)
el único perjudicado en esto soy yo y sólo yo. (…) ¿Que mi hígado está mal?
¡Bueno, pues que se ponga peor!”
Efectivamente,
el hombre del subsuelo escribe estas líneas con el tono de quien se justifica
a sí mismo en un juicio, para eventualmente volverse contra sus jueces y
burlarse:
“Ustedes,
señores, quizá crean ahora que estoy arrepintiéndome de algo ante ustedes, que
les pido perdón por algo, ¿Verdad?... (…) Probablemente, pensarán ustedes que
lo que quiero es divertirles. También en eso se equivocan.”
El
protagonista se jacta sucesivas veces de su innegablemente prodigioso
intelecto, pero al mismo tiempo se consume al encontrar en su interior un
vacío de moral:
“(…)
para obrar se precisa ante todo que el individuo esté absolutamente seguro de
sí mismo y no tenga duda alguna. ¿Pero cómo puedo yo, por ejemplo, estar seguro
de mí mismo? ¿Dónde están mis bases?”
Inevitable
recordar en este punto la cita de Los Hermanos Karamazov: “Si Dios no existe,
todo está permitido.”
Se
dispone acto seguido a examinar a las personas de su época, comenzando con una
reflexión sobre aquellas que, a diferencia de él, sí encuentran
motivos para ejercer la venganza, a los que compara con rinocerontes. Él se
identificará en cambio con un ratón, cuya cobardía en el fondo nace de que los
motivos ‘supuestamente racionales’ que el rinoceronte encuentra carecen en
realidad de verdadero fundamento.
Comienza
aquí su crítica al racionalismo a través de ‘l’homme de la nature et la vérité’,
al que acusa de escudarse en una supuesta reflexión razonada para justificar
sus acciones, unas bases tan simples que en realidad nacen de su estupidez. La
crítica al racionalismo sigue con la alusión al ‘palacio de cristal’, un
imponente edificio compuesto de estas ‘leyes naturales’, que finalmente queda
equiparado con un gallinero bajo el que sólo se refugiaría de la lluvia
puntualmente, pero que en ningún caso quisiera convertir en su refugio
habitual.
La
alterativa al racionalismo, el romanticismo, será duramente criticada en sus
congéneres a través de sentencias como la que sigue:
“hubiera
debido ser un gandul y un glotón, (…) de los que admiran todo ‘lo bello y lo
sublime’. Habría encontrado en seguida una ocupación conveniente, a saber,
beber a la salud de todo ‘lo bello y lo sublime’.”
Burla
descarada de todo intento de elevar los sentimientos. Se acusa a los románticos
de querer ver tras algo banal, o simplemente algo que les es ajeno, una
exaltación de sus pasiones, y finalmente de su propio ego.
A PROPÓSITO DEL
AGUANIEVE
Su
relato puede dividirse en tres partes. En primera instancia se presenta a sí
mismo a través de las relaciones con las personas que le rodean, comenzando con
su extraño intento de venganza contra el oficial, en la que viene a nuestra
memoria el momento en el que se compara a sí mismo con un ratón. Seguidamente expone cuáles son sus relaciones con sus ‘amigos’, o tal vez simplemente ‘compañeros’.
Advertimos en este punto esa actitud inicial hacia el lector, en la que parece
sentirse juzgado a todo momento por quienes le rodean, pero simultáneamente
siente un orgullo desmedido de sí mismo frente a los demás (que con mucha
facilidad se torna en autodesprecio).
Es
este orgullo y esa vanidad los elementos que le conducen a aceptar una
invitación (u ofrecérsela a sí mismo) a una fiesta en la que sabe que no será
bien recibido. En el transcurso de esos eventos oscilará varias veces entre la
posición de verdugo, la de víctima, y el arrepentimiento. Sin embargo, nunca
deja de ser consciente de que ese duelo interno que él soporta no aparece en
ninguna otra de las personas con las que interacciona, y esto de alguna manera
lo redime de su extravagante manera de actuar.
Finalmente,
la tercera parte la compone el relato relativo a Liza. La actitud del hombre
del subsuelo fluye aquí entre el paternalismo y la mezquindad deliberada. No
hay que olvidar que, a fin de cuentas, el protagonista nunca dice ser una buena
persona (en todo caso avisa sucesivas veces de lo contrario), sin embargo, de
alguna manera, el remordimiento que sigue a cada una de sus acciones bien
podría ser su objetivo último, pues es en este sufrimiento donde él se
encuentra más a gusto, más ‘real’:
“(…)
¿cuál de las dos es mejor, la felicidad barata o el sufrimiento exaltado?”
“El
sufrimiento: ¡pero si ésa es la única causa agente de la conciencia!”
CONCLUSIONES
El
testimonio y la anécdota recogidos en Apuntes del Subsuelo componen una obra
extremadamente realista en un sentido humano, donde se presenta como la
‘verdadera naturaleza humana’ una mezquina y egoísta, o en todo caso una
demasiado estúpida como para ser cualquiera de las anteriores.
La
carencia de un fundamento para los actos termina constituyendo para el
protagonista no un sentido, sino lo que define simplemente como la verdadera
ventaja de ser humano:
“¿Y
qué me dicen si alguna vez la ventaja humana no sólo puede, sino debe, en
algunos casos consistir en desear lo que no sólo es malo, sino tampoco
ventajoso?”
La
aserción del hombre del subsuelo es tan sencilla de entender como difícil de
asumir: la ventaja del hombre es que puede hacer lo que le dé la gana en un
caótico libre albedrío, incluso (y especialmente) si esto implica su
autodestrucción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario